La heurística en la química orgánica

El título de este libro resume los aportes de nuestra experiencia docente en la enseñanza de las ciencias a nivel universitario. Basados en la premisa de que el conocimiento, infalible y rígido se acabó con los finales del siglo XX y que nuestras prácticas educativas no tienen el propósito de asumir que el conocimiento es un fin en sí mismo, sino no, un medio para formar a las futuras generaciones a resolver problemas con pensamiento crítico, divergente, autónomo, con un lógica subyacente, que el análisis racional de las soluciones a un problema científico, es otra forma significativa de acceder al conocimiento científico. El enfoque arrogado a esta premisa es válido para promover estrategias de aprendizaje basado en la resolución de problemas, en el que la adopción de métodos, estrategias, técnicas y actividades se orientan fundamentalmente a desarrollar capacidades de aprendizaje autónomo. Es decir, asumimos, que la forma de aprender ciencias involucra el desarrollo de competencias para resolver problemas y el aprendizaje de conocimientos necesarios para este fin es un medio para orientar el proceso hacia el logro del propósito más amplio: el aprendizaje autónomo y divergente.

El presente texto pretende desmitificar la naturaleza rígida del aprendizaje de las ciencias e intenta desarrollar competencias para utilizar métodos, estrategias y técnicas de aprendizaje. Es decir, se trata de discriminar y decantar ideas ingeniosas y estructurantes del conocimiento científico, ya que en este campo de las ideas y la imaginación todo es posible: desde la postulación de analogías, la reproducción de plagios, el fomento de la especulación, el presentimiento y el manejo de hipótesis aparentemente absurdas, hasta la emergencia de la inspiración, la contrastación, la confirmación, la validación, la inducción y la deducción. Sin un plan o método a seguir, estas ideas podrían ser asimiladas como creencias y concepciones alternativas, que, de volverse rígidas dentro del sistema cognitivo, serían un lastre para desarrollar un pensamiento divergente. En concreto, el plan y el método deben ayudar a cuestionar, contrastar, verificar y validar ideas, a rastrear otras opciones o a alejarnos de ellas, a seguir divagando o a mantener la dirección de lo que se pretende obtener. Si bien es cierto que el método direcciona el proceso, no debe ser rígido, ya que aferrarse con rigor inviolable a un método de contrastación de ideas podría anestesiar la intuición y la creatividad.

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